Navidad
Hatonn, 13 de diciembre de 1981
Yo soy Hatonn y los saludo, mis amigos, en el amor y la luz de nuestro Infinito Creador. Es un gran privilegio que se nos pida compartir su meditación y enviamos a cada uno de ustedes una bendición y nuestro amor, pues ¿qué otra cosa podríamos hacer, ya que no hay nada más que bendición en cada momento; nada más que amor en cada partícula de la única creación?
Sus calles están llenas. Sentimos dentro de ustedes las tensiones y las expectativas de esta temporada que llaman Navidad. Nos adentramos en las grises tardes, los estacionamientos abarrotados, las agendas saturadas, muchas preocupaciones. Vemos que no están solos, sino que su gente, en conjunto, parece tener, por decirlo así, una gran sobredosis de civilización. A las simples alegrías de una estación en la que los árboles están desnudos y las raíces descansan profundamente, se ha añadido tanto que casi parece una temporada más ostentosa que los brillantes colores de junio. Mis amigos, ¿son los pensamientos con los que llenan sus mentes tan hermosos como las flores, tan fragantes como los árboles de hoja perenne que usan para ayudar a celebrar esta temporada?
Nos damos cuenta de que es fácil perderse en el laberinto abarrotado de su civilización, y les pedimos que recuerden que esta es también una temporada en la que los árboles están desnudos, cuando todo ha dado semilla y yace en silencio en la tierra, cuando la superficie de las cosas realmente no importa. En el mundo del Creador, esta es la temporada del verdadero nacimiento, del verdadero cuidado y de ese gran silencio enfocado que trae un nuevo crecimiento.
Recordarán también que, en su obra sagrada que llaman la Biblia, los detalles de la vida de aquel a quien conocen como Jesús están llenos de momentos pasados en soledad. Quizás no puedan encontrar un desierto en estos días tan abarrotados, pero les pediríamos que consideren la posible virtud de encontrar ese silencio dentro de ustedes mismos, en el que dejan de seguir el camino de la vida cotidiana y se hallan en el desierto sin senderos, donde nada está previamente establecido o conocido. Permítanse escuchar dentro de sí mismos. Hay una fuente de amor que solo puede hablar a quien pregunta. El contenido de ese mensaje no puede predecirse, pero hay cualidades que ciertamente pueden compartirse: claridad y dulzura.
Al entrar en meditación, busquen ese amor que está dentro. No esperen que el camino ya esté trazado para ustedes, pues el desierto no tiene senderos; y, sin embargo, mis amigos, con cada meditación el camino ante ustedes se vuelve menos abarrotado, la vía más amplia y las posibilidades para el amor más evidentes.
Aprovecha la oportunidad
Latwii, 31 de enero de 1982
Para maximizar el aprendizaje en cualquier situación, ya sea de la mente, del cuerpo, del espíritu o de las emociones —que son las distorsiones de la mente y las expresiones de los sentimientos—, la entidad que busca el aprendizaje disponible puede mirar el momento con una apertura y lo que podrían llamar una vulnerabilidad que no busca ninguna recompensa distinta a la oportunidad de servir y de aprender qué amor puede enseñar el momento. Las dificultades para muchos en su planeta surgen cuando intentan obtener algo a cambio de lo que dan. Esta actitud particular, entonces, dificulta e inhibe el libre intercambio de energías entre las entidades involucradas en la situación de aprendizaje. Esta actitud de buscar recompensa por lo que se da, entonces, tiñe la situación de manera que el amor disponible en el momento para cada uno se ve reducido y oculto, pues cada uno retiene aquello que podría dar al otro hasta que se le dé alguna señal de que recibirá, de manera equilibrada, una recompensa o intercambio equivalente por lo que ofrece.
En pocas palabras, procuren dar libremente; procuren aprender el amor; y aquello que buscan será atraído hacia ustedes.
Conciencia Crística
Maitreya, 17 de octubre de 1982
Encontramos que el llamado en este día es que hablemos directamente sobre un punto. Y es que, sin importar lo que deban hacer para seguir la luz y el amor que buscan, lo que quede sin hacer será mayor. ¿Cambiarán de opinión en algo para ser un mejor grupo? ¿Amarán profundamente y servirán bien? ¿No codiciarán nada, lo darán todo, preservarán la justicia y la paz? Muy bien entonces, mis amigos, apenas han comenzado. No permitan ni por un momento que la sensación de haber llegado a una meseta los consuele. Si buscan, no busquen comodidad. Pues buscar es incómodo. Puede ser gozoso. Puede ser amoroso. Pero, ¿consolador? Nunca. No si siguen trabajando.
Respondemos a un llamado, un llamado que ha llegado a nosotros, y nuestra respuesta es: asuman su aprendizaje. Den el siguiente paso y no busquen comodidad. Porque son espirituales, busquen únicamente buscar. Deben saber —y se lo repetiremos— que, a su manera, serán transformados por esta búsqueda suya. Estén agradecidos por el apoyo mutuo y continúen adelante. Pues, a medida que amen, así se les dará la siguiente lección, y la siguiente, y la siguiente. Y a medida que busquen más y más, así también más y más de la creación se moverá con ustedes, buscará con ustedes, se unirá a ustedes, sentirá con ustedes y será transformada con ustedes.
El maestro conocido como Jesús dijo: “Todos ustedes tomarán su cruz si desean seguirme.” Quiten todo lo que rodea esas palabras, que pueda ser información errónea, y contemplen la cruz de la transformación. Que la gloria llegue a cada uno de ustedes mientras buscan, y buscan, y buscan, siempre de nuevo, siempre renovados.
Se han preguntado a sí mismos: ¿desean ser perfectos? ¿Desean ser tan serios? Consideren bien, mis amigos, el potencial de cada ser perfecto, y encuentren dentro de ustedes lágrimas y reconciliación en ese plano más íntimo donde orientan su rostro hacia el sol naciente y nunca más desvían la mirada. ¿Temen entonces el fracaso, el apartar la mirada, el soltar la cruz, el percance? No teman. Alguien está junto a su camino, listo para cargarles con su propia evolución. Ese alguien, sea cual sea su manifestación, son ustedes mismos.
Tú eres amor
Latwii, 27 de julio de 1980
Se dice que debemos saber quiénes somos en realidad para poder llegar a ser uno con todo lo que es, con cada una de nuestras criaturas hermanas en el universo. Les decimos que su identidad es de suma importancia para ustedes en este momento, su verdadera identidad que reside en cada célula de su ser y en cada parte del universo. Esta identidad es una que han llevado consigo a lo largo de eones de lo que ustedes llaman tiempo, y es una identidad que continuarán llevando consigo y que seguirán comprendiendo cada vez más plenamente a medida que evolucionen en su conciencia. Es una identidad que es amor en constante expansión. Es, en su esencia, amor, que se manifiesta de tantas maneras como puedan imaginarse.
Cada uno de ustedes, al percibir el mundo que los rodea, al percibir los medios de interacción que comparten con sus hermanos y hermanas, tiene dentro de su ser esa fuente central de amor. Cada uno de ustedes la percibe a su manera. Les pediríamos que busquen cada vez con más diligencia y precisión esa identidad de amor dentro de sí mismos. Les pediríamos que observen con cuidado y atención cómo esa fuente central de amor reside en su ser y, más aún, cómo esa fuente central de amor se manifiesta en su interacción diaria con sus hermanos y hermanas, con todas las criaturas y todas las creaciones de su realidad, pues les decimos que esta fuente central de amor que está dentro de su ser también está dentro del ser de cada uno de sus hermanos y hermanas, y está dentro del ser de cada partícula de la creación en su plano.
Cuando comprendan plenamente este simple hecho, que todo lo que los rodea es creación del Padre, cuando tengan la comprensión y la conciencia para llevar adelante esa manifestación de amor a un nivel consciente en cada una de sus interacciones con todos aquellos que encuentren en su vida diaria, entonces… Es este llevar a la acción la comprensión del amor en el núcleo de su vida, en el núcleo de su identidad, lo que es la clave de su crecimiento, tanto individualmente como como pueblo en su realidad.
Cada uno de ustedes busca ahora, a su manera, conocer más plenamente esa identidad que les pertenece y cómo manifiestan de forma única aquello que es amor. Procuren conocer cada vez más plenamente esa fuente central de su ser, que es amor. Busquen y encontrarán. Encontrarán que es un gozo en constante expansión, un misterio en constante expansión.
Ciclos
Hatonn, 4 de enero de 1976
¿Acaso no es así que tanto la ilusión como la realidad, en la medida de nuestra comprensión, están compuestas de ciclos, de modo que lo que ustedes llaman el ciclo de su mundo está arraigado en significado, el ciclo de los números reflejado en el ciclo natural de la creación del Padre? Los ingredientes de este ciclo son lo que ustedes llaman amor y luz. En lo que se conoce como el Año Nuevo, el futuro apenas comienza a ser y el pasado está muerto. En este momento, como ustedes lo llaman, pueden, incluso dentro de la ilusión, ver que esto es así. Verán, no importa cuán profundo penetren en la ilusión, el camino siempre conduce directamente de regreso al Creador. Aunque los días, las fechas y lo que llaman festividades sean realmente una creación del hombre, aun así conducen directamente de regreso a la creación del Padre, a la esencia misma de la vida y la muerte que conforma el ciclo de este progreso.
La creación infinita está forjada por estos ciclos. Aprecien, por lo tanto, la lección de este Año Nuevo. Y sepan que, eternamente y en cada momento, su pasado estará muerto y su futuro estará naciendo ante ustedes. Existe, eternamente, tanto la noche que ha pasado como el día que ha de venir, la puesta de sol y el amanecer.
¿Qué significa esto para ustedes? ¿Cómo puede esta comprensión conducirlos a una experiencia más rica dentro de esta ilusión? El secreto dentro de la ilusión es la realidad. Todo el desafío de su vida, tal como la conocen, es comprender la realidad en torno a la cual la ilusión está envuelta. Al representar su papel dentro de la ilusión, están siguiendo un camino que conduce directamente a la verdad. Si comprenden su camino, habrán alcanzado una comprensión instantánea. Esto no está separado de su vida, sino en el mismo núcleo de ella. Les pedimos que mediten para que puedan mantenerse en contacto con la realidad que se encuentra en el centro de esta ilusión que llaman vida física.
Es tan fácil no prestar atención. No parece que el ciclo vaya a terminar y que la muerte, tal como la conocen, sucederá a la vida, tal como la conocen. No parece que vayan a ser llamados a rendir cuentas, no por la ilusión, sino por ese misterioso centro de la realidad que han estado cultivando durante toda su vida física. Y, sin embargo, así es. Llegará el día en que el viejo año de su vida física expirará y el Año Nuevo de su vida en el espíritu lo sucederá. En ese día, el pasado estará muerto y el futuro estará naciendo.
No ocurre, en todos los casos, cuando se espera. En cada momento, permitan que su energía penetre hasta el centro de su mundo, de modo que vivan no solo el drama de la ilusión, sino también la realidad en el centro. ¿Y cuál es esta realidad? Amor, amor en todo, y todo en el amor. “El más pequeño de estos, mis hermanos, es lo mismo que yo”, dijo el maestro conocido por ustedes como Jesús. La realidad para ustedes, mis amigos, se encuentra en cada encuentro. Incluso el más pequeño de ellos ha nacido en el amor, y si pueden reconocer este amor dentro de él, le habrán dado la realidad en su centro. Un servicio como este es lo que los vincula con su centro, lo que los mantiene dentro de la realidad. La conciencia del amor continuará para siempre. Su conciencia del amor será su personalidad espiritual por la eternidad. Dentro de esta conciencia, los ciclos de vida y muerte son meramente períodos que parecen tan insignificantes como el ruido de un reloj parece en el transcurso de un año.
Dentro de la conciencia de la ilusión física, la vida y la muerte son asuntos importantes y serios, e incluso impactantes de discutir. Dentro de la conciencia del amor, todo es uno y no hay nada que temer ni a nadie a quien resistir. Todo lo que ven es amor.
La llama
Hatonn, 22 de marzo de 1981
Hablamos con la esperanza de que las simples palabras que compartimos puedan encender, dentro del núcleo de las entidades que buscan el amor, el resplandor del Único Creador Infinito, con la esperanza de que puedan llevar esta llama encendida a sus hogares, a su trabajo, a su familia, a sus amigos, a los extraños que encuentran cada día en la calle. Hay quienes en su planeta buscan este amor y no saben que lo buscan, pero lo reconocerán cuando entren en contacto con aquellos que han sido tocados por el amor, y serán nutridos por este contacto.
Adonai
Latwii, 13 de diciembre de 1981
Esperamos que cada entidad tome aquellas palabras que tengan significado para ella y deje atrás aquellas que no lo tengan. Nosotros, de Latwii, somos humildes mensajeros de la luz y traemos nuestro amor para compartirlo con ustedes cuando se nos llama. Es un gran honor ser llamados. Venimos como hermanos y hermanas. Venimos como mensajeros del Único Creador. Venimos como Creador a Creador, pues ¿acaso no somos todos uno? Ahora los dejamos en el amor y en la luz del Único Creador Infinito. Yo soy Latwii. Adonai.