Confederación

Amarse los Unos a los Otros

L/Leema, 27 de octubre de 1985

El universo parece ser una cosa vasta poblada con un número inimaginable de soles y galaxias giratorias que pintan el cielo con gotas de diamante. Parece haber un número enorme de individuos incluso en un solo planeta que se desplaza alrededor de una estrella oscura cerca del borde de la galaxia que habita. En la mente de una persona parecen existir muchos, muchos pensamientos e ideas que varían en gran complejidad de un tema a otro. En cada idea parecen existir ramificaciones y consideraciones de varios niveles de pensamiento, de modo que quien es más maduro en años pensará de manera diferente sobre el mismo tema que quien es joven. Todas estas apariencias son apariencias de separación.

En verdad, hay una sola creación, hay una sola conciencia, y para cada densidad hay un solo pensamiento. En su densidad, ustedes buscan conocer el pensamiento del amor, no de manera intelectual ni a través de algún manual, sino desde adentro hacia afuera, desde el corazón hacia el exterior, a través de la boca, los oídos y los ojos. Quien posee un corazón lleno de amor también tiene oídos que escuchan con amor; quien posee un corazón de amor ve lo que pasa ante su mirada con ojos de amor. Cuando parece evidente que hay una falta de comunicación entre dos entidades, que existen sentimientos heridos e insultos, uno debe mirar hacia el amor en el insulto y hacia el amor en los sentimientos heridos, pues ambos dolores pertenecen al yo emocional y son una distorsión del amor.

Nos enfocaremos principalmente en el yo que está herido. Quien está herido está experimentando una distorsión del amor, en tanto que no se le aprecia por los dones que ofrece. Y, sin embargo, ¿es acaso el don menor porque no se le reconoce? ¿Es acaso menos placentero dar porque no se reciben cumplidos? Quien posee un corazón lo suficientemente lleno de amor puede dar sin necesidad de cumplidos, de un “gracias”, o de pago alguno, sea este emocional, financiero, físico o espiritual. Por lo tanto, quien está herido está trabajando con una ilusión que es la de la separación, pues ¿por qué habría necesidad de que la creación se agradezca a sí misma? ¿Por qué habría necesidad de que la conciencia se agradezca a sí misma? ¿Y por qué habría necesidad de que el sujeto del amor se agradezca a sí mismo?

Exhortamos a aquellos que sufren por haber sido heridos por las palabras o acciones de otro a llevar a la meditación la unidad de todo lo que existe, y a fortalecer así la voluntad y profundizar la fe en esa unidad de amor, de modo que los dones puedan ser dados libremente sin expectativa alguna de que haya retorno o recompensa. Imaginen cada don que se ofrece como la flecha que se dispara desde el arco. Encontrará su blanco cada vez con mayor pureza en la medida en que quien da lo haga con menos y menos expectativa de recompensa, y más bien dé por el gozo que brota al acto mismo de dar.

En cuanto al caso de aquel que insulta a otro, de nuevo, uno no puede insultarse a sí mismo sino a través de insultar a otro, a menos que conscientemente desee insultarse a sí mismo. Normalmente, la ilusión provoca en quienes insultan a otros una necesidad de buscar, señalar y destacar aquello que perciben como carencias en sí mismos. Por lo tanto, en cualquier insulto, mira el reflejo de ese insulto en quien lo profiere y ten compasión por un alma que se hiere a sí misma sin saberlo y que está cayendo en un torbellino del cual a veces es difícil salir ileso. Siente compasión, bendición y un júbilo que brota al ayudar a un ser insultante y difícil, pues esta entidad tiene gran necesidad de una alegría estable, firme, serena y constante, que siempre irradia y nunca puede ser extinguida.

Reconocemos que esto es difícil de lograr. Si no hubiera desafíos, ¿por qué alguien decidiría encarnar? Recibe tu desafío con alegría cuando llegue a ti, e intenta, en la medida de tus posibilidades, ofrecer el mismo amor constante tanto a quienes te hacen mal como a quienes te alaban. Mira con ojo desapasionado la diferencia entre ambos. Pues todas las cosas son una, y el amor en todas ellas debe ser hallado. Este es el núcleo de la lección del insulto y del dolor emocional.


¿Qué es la culpa?

Pregunta del grupo: ¿Qué es la culpa?

L/Leema, 17 de noviembre de 1985

Yo soy L/Leema y los saludo, mis amigos, en el amor y en la luz del Creador Infinito, a quien todos servimos con alegría. Y, en verdad, es una gran alegría estar aquí con ustedes, compartir estos momentos con ustedes, estar en comunión con aquello que hace que cada uno de ustedes sea quien es. Pues esa es la pregunta que se nos ha presentado esta noche.

Puede parecer que existen muchísimas fuerzas que actúan sobre la personalidad desde fuera: aquellas cosas que la sociedad desearía que hicieras, aquellas cosas que los que te rodean quisieran que hicieras. Y, sin embargo, cuando se pide un comentario sobre este tema, el comentario debe girar en torno al tema de la identidad. Pues a quién escuchas y qué tensión sientes es, en última instancia, una función de quién eres, no de lo que significas para ti mismo.

Cada uno de nosotros es único. Esta no es una unicidad que se intente, que se trabaje o que sea de alguna manera manipulativa. Tampoco es algo que pueda manipularse, pues tu identidad es un acorde armonioso del ser, único en toda la creación, infinito en su belleza e irreemplazable.

Y así, ustedes se sientan en círculo dentro de un lugar de morada en meditación, cada acorde mezclándose con cada acorde mientras todo el grupo se convierte en una sola identidad, buscando al Uno que no es único sino ilimitado. Aquello de lo cual ustedes proceden, digamos, no tenía identidad hasta que decidió, en la vastedad de lo intemporal, experimentarse a Sí mismo. Y así se sientan en meditación, fragmentos distantes del Creador que se han vuelto únicos. Ustedes se experimentan unos a otros, y el Creador se experimenta a Sí mismo.

Nos damos cuenta de que existe una necesidad dentro de la ilusión de encontrar una manera de pensar o de lidiar con esas presiones. Hay tantas maneras como individuos existen.

Una forma que podríamos recomendarte es la suavidad contigo mismo. Si puedes verte como ese ser único que no está amenazado por la extinción por ninguna fuerza externa ni interna, entonces quizás puedas ver la posibilidad de ofrecerte a ti mismo el regalo de la ternura, la paciencia y la bondad hacia ti mismo. Examina, si lo deseas, una presión que te esté causando angustia, dolor y confusión. Dale vueltas en tu mente. Ponla a prueba. Permite que la unicidad que eres tú influya sobre esa ilusión y luego, con amabilidad, agradeciendo a la fuente de la presión, del aparente dolor, de la aparente confusión, permite que el yo haga sonar su acorde.

Quizás haya sido algo difícil escuchar tu propio ser. Esto es comprensible, mis amigos, pues habitan dentro de una ilusión pesada. La pesadez de la ilusión no es un error. Hay un diseño que implica que te vuelvas más pleno, que desarrolles tu unicidad, que acentúes ciertas cualidades del ser en las que quizá hayas trabajado durante muchas, muchas vidas. ¿Cómo podrías desarrollarte sin estímulo, incluso si ese estímulo es doloroso? Mira al mundo con un ojo amable, un ojo tierno, un ojo indulgente. El mundo no tiene la intención de herir. La ilusión está haciendo lo que fue diseñada para hacer, y puedes moverte muy rápido y confusamente de manera que enturbies ese hermoso acorde que eres tú mismo, o puedes detenerte, suavizarte y agradecer a la ilusión por sus presiones, su angustia y su dolor. No saldrás victorioso sobre ella. Aprenderás de ella. Y ella aprenderá de ti.

Es bueno recordar que los términos indiferenciados como “sociedad”, “familia” e “iglesia” son, en realidad, partes de ti mismo que has llamado hacia ti para que puedas pulir esa identidad hermosa, armoniosa e infinitamente encantadora; para que puedas desarrollarte y prosperar sin importar la vida o la muerte tal como las conoces. Sabemos que esto puede ser algo difícil de asimilar. Pues ustedes son entidades que habitan en cuerpos y que son impactadas por lo que parecen ser maravillosamente fuertes fuerzas externas. Sepan, amigos míos, que todas esas fuerzas externas son porciones de la creación que ustedes han llamado hacia sí mismos con propósitos de desarrollo.

La suavidad, la paciencia y la quietud son los bálsamos de la identidad mientras espera, observa, ama y elige. Siempre que el enredo de la experiencia se vuelva pesado, suelta el nudo y descansa. Descansa dentro del mundo infinito e invisible que es la creación. Descansa sabiendo que no tienes que ser tú expresando o cambiando o haciendo algo. En la meditación busca la quietud; busca el silencio; busca aquello que eres tú mismo: el Único Creador Infinito. Y aquello que eres tú entonces tendrá tiempo para interactuar plenamente con las experiencias que has tenido. No puedes estar desconcertado y activo, y esperar que el cambio sea útil. Puedes estar desconcertado y permanecer en silencio, y descubrir que el cambio, el desarrollo y el amor brotan en el momento adecuado y con mensajes para ti que nunca habrías desarrollado sin las aparentes presiones que parecen ser tan difíciles. Te pedimos que consideres que vives dentro de una casa, una casa espiritual, que ha sido construida de ilusión dentro de ilusión dentro de ilusión. Hay muchos caminos intelectuales que uno puede tomar en cualquier momento. Hay muchos caminos emocionales que uno puede tomar al mismo tiempo.

Pero hay un solo silencio. Hay una sola decisión: volverse hacia la meditación con paciencia, con bondad y con dulzura y sin tensión. Porque no tienes nada que probar. No tienes nada que ganar o perder. Eres como eres. Y serás como serás gracias a tu paciencia dentro del silencio, mientras digieres aquellas cosas que puedas haber experimentado.

Nunca temas que estés separado de ti mismo. De ninguna manera es necesario que temas esto. Porque cuanto más fuerte griten las presiones desde afuera, más silencioso puedes volverte, y dentro del silencio todo se convierte en amor. Y aquello que tu ser superior ha planeado para que experimentes, se experimenta en amor y sin confusión. ¿Puedes hacer esto por ti mismo dentro de la ilusión? La respuesta es: “No.” Si necesitas una respuesta rápida, puede que tengas que lidiar con la ilusión. Si puedes encontrar el momento infinito de silencio, el trabajo se hará infinitamente mejor.

Los celebramos, mis amigos, cada perfección y la perfección del grupo. Y les agradecemos por solicitar nuestra presencia y por permitirnos ser parte de aquellas cosas que pueden llevar a su silencio, que pueden voltear pacientemente, con gentileza y amor, y contemplar, encontrando una perfección aún mayor en esa contemplación. Que cada uno de ustedes tenga una gran aventura dentro de sí mismo al encontrarse con la ilusión momento a momento.

Somos conocidos por ustedes como los de L/Leema y los dejamos ahora, descansando, permaneciendo en la belleza de cada uno de ustedes. Los dejamos en el amor y en la luz del Único Creador Infinito. Adonai, mis amigos. Adonai.


Bendiciones

Hatonn, 13 de enero de 1986

Los dejamos en la magia de la eternidad. Somos un aliento sobre los vientos y suspiramos avanzando ahora. Qué bendecidos hemos sido al pasar tiempo con ustedes. Los dejamos en el amor y en la luz, en la magia de la conciencia del Único Creador Infinito en ustedes que cada uno de sus amigos posee. Los dejamos en la eternidad. Los dejamos en todo lo que existe, y sin embargo, los dejamos dentro del pequeño, pequeño círculo de su cuerpo mientras se sientan en meditación. Ustedes son el universo. Es magia porque lo perciben como tal. Somos conocidos por ustedes como los de Hatonn. Adonai. Adonai.