Iluminación
Q’uo, 19 de octubre de 1986
Cuando solicitas información sobre la iluminación y los métodos apropiados para alcanzarla, estás hablando de alcanzar una manifestación más que una esencia. Porque la iluminación solo puede verse a través de su reflejo. Así como la luz misma es la criatura y creación del amor, igualmente la iluminación es la criatura y manifestación del pensamiento de amor que un ser ha hecho suyo.
Volvámonos entonces de la manifestación a la esencia: Cómo alcanzar la comunión en la unidad de conciencia y amor es quizá la pregunta mágica más fundamental que pueda hacerse, mágica en el sentido de que cualquier entidad que desee poder, ya sea en el camino positivo o negativo, debe formar una congruencia de algún tipo con el pensamiento original del Amor para poder crear poder personal. Cada estudiante de metafísica es también un estudiante de la magia en el sentido más puro, no en el sentido de encantamientos, ungüentos, maldiciones o bendiciones, sino en el sentido de desarrollar poder personal. La iluminación es la manifestación de un poder enfocado al que se le da una forma coherente, un grado de deseo, que uno posee hacia la consecución de metas espirituales.
La herramienta más básica para alcanzar la realización de una vida vivida en magia es la meditación, pues la meditación te introduce a ti mismo. Puede que no te guste lo que veas. Puede que descubras muchos, muchos pensamientos: pensamientos que no se detienen, pensamientos que no parecen importantes, pensamientos que no controlas. Puede que al principio te sientas poco apto para la meditación desde un punto de vista físico, ya que el cuerpo quizás no está acostumbrado a permanecer completamente quieto sin quedarse dormido. Y, sin embargo, si todo lo que descubres sobre ti mismo una y otra vez es, hasta donde sabes, que estás insatisfecho con tus meditaciones, no obstante, la intención que te coloca en una silla, en el suelo o sobre la tierra y te sitúa en el reino del silencio cumple completamente su papel en tu desarrollo como personalidad mágica. Porque no es solo la intención, sino la intención llevada a cabo con perseverancia constante y equilibrada lo que crea poder personal.
En cuanto al poder personal, existen muchas distorsiones de la personalidad mágica y aquellos que buscan la iluminación, en su mayoría, buscan distorsiones polarizadas positivamente de ese gran pensamiento original. Es decir, el camino hacia la iluminación se considera, para aquellos cuyo objetivo es el servicio a los demás, como el camino del servicio a los demás. Podemos decir que lo encontramos como el más preferible, pero no deseamos influir en su pensamiento más allá de cierto punto.
Una vez que haya meditado—ya sea de manera frustrante o placentera, no importa—lo suficiente como para percibirse a sí mismo de manera diferente a como lo hacía antes de comenzar a meditar, comenzará a experimentar cambios externos en sus percepciones. Esto se debe al hecho de que el contacto con la esencia del amor, el Único Pensamiento Original del Creador, provoca un cambio continuo en el punto de vista. El método de evaluación de los datos se vuelve mucho más regularizado y polarizado hacia la valoración de aquellas cosas que se consideran de servicio a los demás y al Creador, y hacia la devaluación de aquellas cosas que se ven como poco éticas o servicio a sí mismo.
Encontrará muchas guerras internas dentro de sí mismo durante este período, y es como si todo lo que conocía metódicamente fuera arrancado. Esto es una parte necesaria y continua del camino espiritual, ya que solo notamos las distorsiones. Es difícil para la conciencia crítica percibir una regularidad completa en una configuración infinita. No, mis amigos, cada uno de nosotros nota peculiaridades, y es al enfatizar ciertas tensiones dinámicas que ocurre la polaridad misma. Por lo tanto, puede atravesar un período corto o largo durante el cual esté buscando con su mente y su corazón; se esté entregando a la meditación; y, básicamente, las cosas se estén desmoronando para usted. Si esto no le ocurre al menos en pequeña medida, si no está reevaluando su punto de vista después de una cierta cantidad de tiempo, como lo llama, meditando, quizás deba meditar un poco más o un poco más regularmente. Tal vez tenga una alta tolerancia a la ilusión y despertar de ella pueda requerir un poco más.
De ninguna manera se desanime por esto, ya que puede ser así, porque su intención le traerá aquello que desea. La única variable es lo que usted llama tiempo, y hay misterios en el patrón de vida de cada entidad relacionados con la elección de lecciones del yo superior en cualquier encarnación, lo que puede impedir la percepción aparente de la iluminación. Sea paciente consigo mismo en todo momento. Pídase únicamente que sea fiel una vez que haya decidido buscar la verdad.
Una vez que haya comenzado este viaje, nunca llegará a un final, pues una parte de usted siempre es consciente de lo que no sabe; otra parte está aprendiendo y se encuentra bastante desorganizada; y otra parte ha aprendido algo recientemente y descansa, esperando ver cuál será la próxima lección. Mis amigos, ustedes son personas complejas. Sin embargo, la iluminación es esencia en importancia, y su percepción de la iluminación es la sombra de la realidad de la compasión. A medida que medita, al ampliar su punto de vista, nunca descanse, porque siempre hay otro refinamiento que puede ofrecer más belleza a su propia conciencia de amor. Y reflejar esa conciencia, parecer iluminado, ser una luz para quienes le rodean, es un deseo muy valioso. Nunca suponga que la iluminación beneficia al iluminado. Las entidades iluminadas, en su mayor parte, trabajan muy arduamente y no se consideran a sí mismas iluminadas.
No, la iluminación es para el beneficio de aligerar las cargas de los demás, elevar el espíritu de otras personas con una sonrisa iluminada o unas pocas palabras suaves. Busque la esencia de la compasión. Busque al Creador, que es toda verdad y todo amor. La iluminación será nuestra cosecha. Les deseamos un buen apetito por la meditación, mis amigos, pues les será de gran ayuda.
La Vida Perfecta
Q’uo, 14 de diciembre de 1986
Soy Q’uo y les saludo en el amor y en la luz del Uno Infinito Creador, en cuyo nombre y servicio respondemos a su llamado. Saludamos a cada uno de ustedes esta noche y les agradecemos el privilegio de poder compartir nuestros pensamientos con ustedes. Les instamos, como siempre, a recordar que ofrecemos nuestras opiniones personales y nuestras creencias, no la infalibilidad. Por lo tanto, escúchenos con buena voluntad, pero dejen de lado aquellos pensamientos que no les parezcan útiles.
Encontramos que al hablar sobre el tema de Jesús el Cristo, debemos ser más cuidadosos de lo habitual para no infringir el libre albedrío, pues esta entidad es de importancia central para algunos de los presentes, y deseamos que nuestras palabras no sean obstáculos ni caminos hacia un desierto improductivo, sino más bien revelaciones útiles como información neutral. Hay algunos niveles de comprensión por encima de aquellos que ustedes disfrutan en la tercera densidad, los cuales son necesarios para captar la plena naturaleza de Jesús el Cristo, pues para ustedes, que buscan esta entidad, seguirá siendo en parte un misterio para la mente consciente, no porque haya habido intención de ser misterioso, sino porque la naturaleza del Cristo es misterio.
La entidad conocida como Jehoshua, a quien los griegos llamaron Jesús, o más bien, Jesu, nació poco después del solsticio de verano, muy pocos años antes del año sugerido por sus historias, aproximadamente hace cinco años y medio. Creemos que esta es la medida correcta. Lo sentimos, pero su numeración no tiene mucho sentido para nosotros. Entendemos sus lunas, pero no sus números.
No podemos hablar sobre lo que este instrumento llama el nacimiento virginal, e invocar la Ley de la Confusión, diciendo únicamente que cada nueva alma, al despertar por primera vez a su percepción de sí misma como un ser eterno, ha experimentado el nacimiento virginal.
El evento fue difícil y el nacimiento fue, de hecho, humilde, aunque iluminado por una ilusión óptica, por así decirlo, una configuración muy inusual en los cielos que hizo que durante algunos meses pareciera haber un cúmulo de luz extraordinariamente brillante en el cielo nocturno. La combinación del Cristo con un canal de vida servicial fue poderosa, y muchos eventos psíquicos ocurrieron antes y después del evento, así como en el momento del mismo. Los reyes astrólogos sí realizaron un viaje siguiendo la estrella; sin embargo, la llegada fue aproximadamente un año y medio más tarde. Esa, de hecho, es una aventura espiritual que les conviene meditar mientras se acercan a su propio establo buscando al recién nacido, guiados por la esperanza, la estrella más brillante de su ser.
La entidad, Jesús, fue amado y correspondió con amor, pero su mente lo impulsaba a estar solo. Porque, aunque era demasiado joven para haber establecido a su propia satisfacción la naturaleza de su ser, tenía un enorme hambre de sabiduría. Ustedes llamarían a esta entidad un niño prodigio. La entidad enseñó muchas, muchas más cosas de las que están registradas y podría continuar enseñando por toda la eternidad; sin embargo, lo que ha sido registrado es suficientemente representativo del contenido general de sus enseñanzas, por lo que no elegimos aprovechar esta oportunidad para ajustar las enseñanzas registradas. No es solo que exista alguna infracción sobre el libre albedrío, aunque eso forma parte de nuestra precaución. También deseamos no influir en aquellos que aún no se han interesado en el Cristo para que alteren sus puntos de vista.
Por encima y más allá de cualquier escrito sobre el Cristo, está el Cristo y aquello que este maestro, canal y representante del Creador llamó el Espíritu Santo; llámelo como desee. Hay muchas, muchas vías por las cuales el Cristo habla a cada uno siempre que el oído interior esté abierto y el oído escuche, no de manera pasiva, sino inclinándose hacia adelante y prestando verdadera atención.
El concepto del Cristo fue este: que la infinitud inteligente, tal como es experimentada por el Logos y con el sesgo del Logos, entraría en una experiencia de tercera densidad, sin borrar la personalidad o el ser del conocido como Jesús, sino entrando en la mayor armonía posible con ese ser. Necesitaba haber uno que deseara sacrificar una encarnación al placer y la agonía siempre crecientes del Creador, experimentando lo que este instrumento llamaría los golpes y flechas de la fortuna escandalosa, pues es la naturaleza del Cristo y la naturaleza de la tercera densidad que ambos, al percibirse mutuamente, reaccionen: la tercera densidad con falta de comprensión y el Cristo con asombro, alegría y sacrificio. Tal es la tristeza de su ilusión y la alegría de la sensación y la comunión.
Al final, Jesús el hombre llegó a ser tan capaz de soportar tanto la alegría como la agonía que este ser dejó de experimentar al Creador y, durante largos periodos de tiempo, se convirtió en el Creador experimentando la tercera densidad. Tal es el canal perfecto del amor. El logro del canal perfecto fue el misterio de la unión entre el Creador y la ilusión.
Después de este vínculo, la carga de canalizar comenzó rápidamente a fatigar al maestro, Jesús. En el momento de la crucifixión, como lo llama este instrumento, casi no quedaban lágrimas. No había hueso sin quebrar, no había compañía que no hubiera sido traicionada de una forma u otra. No obstante, Jesús el Cristo vivió plenamente y no detuvo la canalización hasta que el aliento dejó el vehículo físico. Testimoniamos a este Cristo con gratitud y alegría, sin sugerir adoración o su ausencia, sino celebrando al Creador vertido en un canal que pudo compartir en plenitud la naturaleza del Logos, la naturaleza del Creador, la poderosa y terrible naturaleza del Amor.
Ustedes preguntan qué pensaría Jesús el Cristo acerca de la forma en que su gente celebra la Navidad. Mis amigos, Jesús está muy complacido. Se alegra de todo lo que se da y se recibe con amor, generosidad y alegría. Esta entidad nunca confundió la vida personal que vivió con el Cristo que canalizó y, al final, se entregó por completo, pero siempre reconoció la fuente y la llamó el Padre. Llámenlo como deseen. No tenemos dogma ni doctrina, sino que celebramos el Amor.
Es el Creador quien se complace en aquellos que celebran la venida espiritual de la luz en medio de la oscuridad. Sin embargo, ese Creador también celebrará el mismo evento en otro nivel de cada una de sus vidas, sea cual sea su estación navideña, cada vez que su estrella los llame. De hecho, dentro de cada entidad que busca respuestas a los misterios de la vida, hay una temporada durante la cual cesan las actividades de la entidad y la atención se dirige hacia el interior.
El tiempo fructífero, en el sentido de la experiencia adquirida, se considera dentro del ser interior como una base para lo que está por venir. Dentro de cada entidad que busca estas verdades de la experiencia, llega un momento en que habrá un nuevo comienzo. Esto a menudo es precedido por pruebas que ponen a prueba lo que ha sido conocido y aplicado a la experiencia. A partir de estas pruebas, la entidad se mueve hacia los límites de su ser mediante un sacrificio de su propio saber y no saber, y una entrega de estos a esa fuerza que es primordial en el patrón de la vida, llámela el Uno Creador, el Amor o la Conciencia Crística, si así lo desea.
Con esta entrega, entonces, surge la posibilidad de una nueva siembra de conciencia y experiencia dentro del buscador. A medida que cada uno de sus pueblos participa en las celebraciones en nombre del Jesús Cristificado, cada uno participa también, de alguna manera, en este ritual de renovación y eventual resurrección de la conciencia Cristificada dentro de cada vehículo manifestado que tiene al Logos como fuente y motivador en la gran experiencia de evolución que cada uno de ustedes emprende.