La Mente del Buscador
Q’uo, 16 de diciembre de 1990
Saludos en el amor y en la luz del Creador Infinito Único. Has formulado una pregunta sobre la actitud del buscador espiritual. Podemos decir que es beneficioso para cualquier buscador acercarse al camino como si fuera su primer día en él. En consecuencia, cuando hablamos a aquellos que comienzan el camino, también hablamos a quienes dan otro paso sobre él; a quienes están sentados, cansados y fatigados al borde del camino; a quienes parecen haber quedado atrapados en el terreno rocoso de este camino por fieras salvajes; a quienes disfrutan de los dones del camino y que, quizás, no se sientan del todo complacidos cuando el camino se vuelve difícil —y se volverá difícil e infinitamente fácil, por giros repentinos. Mientras tanto, la verdad que tú buscas, que nosotros buscamos y que el Creador busca de Sí mismo, se aleja en el misterio, siempre más allá del buscador.
Sin embargo, el camino interminable llega, en efecto, a su fin, pues en cantidades cósmicamente grandes de lo que ustedes llaman tiempo, todo el universo, toda la conciencia, se funde una vez más en la inconsciente e infinita inteligencia que es lo más cercano que hemos podido expresar en su lenguaje para describir aquello que llamaríamos el Creador, y que percibimos como un Creador que nutre y tiene una consideración infinita por aquello que ha creado. Se ha notado que la oración al Padre, con la que comienzan sus sesiones, podría ser un factor limitante. En verdad, la naturaleza de la relación de uno con el Creador puede ser cualquier relación que nutra al ser. Puede considerarse como padre, como madre, como padre y madre, o como algún espíritu desconocido, misterioso pero de alguna manera bondadoso, que es la conciencia misma, tal como tú eres, en esencia, conciencia.
La diferencia entre la conciencia de todo lo que es y la conciencia que tú experimentas es que, para poder experimentarse a Sí mismo, el Creador creó entidades con autoconciencia y con la capacidad de tomar decisiones libres, de modo que no hubiera nada servil en la posibilidad de amar al Creador —en la mente del Creador—, sino más bien una curiosidad infinita. Cada uno de ustedes está experimentando. Y en su experiencia, el propio Creador se enriquece y aprende, y a medida que ese gran corazón late de creación en creación, cada creación se construye sobre la anterior, y cada uno de ustedes, seres de luz, infinitos y eternos, también se mueven de ilusión en ilusión, y luego hacia la no autoconciencia, para después volver a expandirse hacia la individuación, el aprendizaje y la experiencia. ¿No es acaso una agradable infinitud? Siempre aprendiendo, siempre moviéndose y siempre descansando.
Ahora hemos establecido una base sobre la cual nos gustaría construir. Hablemos por un momento sobre lo que ustedes pueden llamar su mente o su cerebro, o, como lo hace este instrumento, su biocomputadora. La naturaleza de su mente es tal que está diseñada, como una computadora, para realizar una gran cantidad de elecciones muy rápidamente con el fin de atender a la supervivencia del vehículo físico del cual es la inteligencia. La programación de esta computadora, por lo general, no es realizada conscientemente por la entidad dentro de la encarnación, sino que refleja aquellas necesidades de supervivencia —físicas, mentales, emocionales y espirituales— que se experimentaron en el nivel de supervivencia cuando ustedes, como entidades, eran impotentes e incapaces de defenderse. En consecuencia, existe una fuerte programación hacia la autoprotección, y gran parte de lo que se programa para ser percibido tiene que ver no solo con las necesidades físicas de supervivencia, como la respiración del aire, sino con necesidades más sutiles que se descubren a medida que la entidad crece en años y experiencia.
Piensa en ti mismo. ¿Qué has notado en este día que no haya sido útil de alguna manera para tu supervivencia o tu disfrute? Te sugerimos que está dentro de tu capacidad reprogramar esta toma de decisiones computarizada para que puedas notar más aquellas cosas que sientes tienen significado espiritual y menos aquellas que consideras indeseables de percibir. Esas cosas pueden ser cualquier parte de tu ser que sea crítica, especialmente hacia ti mismo, que no acepte al ser, que defienda opiniones en lugar de escuchar a quienes hablan. Una vez que se hayan hecho todos los intentos de pedir perdón por cualquier falta percibida, ¿qué queda por hacer con el pasado, excepto aceptarlo, aprender de él y seguir adelante? Sin embargo, entre vuestros pueblos a menudo existen muchos, muchos fragmentos de programación involucrados en la defensa de cualquier acción pasada porque la sensación de no ser digno es aplastante, y no se sabe cómo uno puede llegar a ser digno.
Podemos decir que esto es, de hecho, cierto. Cada entidad es tanto digna como indigno, tanto caliente como fría, positiva y negativa, honorable y deshonorable. Tienes a tu disposición, como entidad, todo tipo de comportamientos y, más importante aún, de formas de pensar y de ser. Está dentro de tu capacidad elegir, en primer lugar, aquello que deseas percibir; y en segundo lugar, la reacción que deseas crear dentro de ti mismo, una reacción que sea amorosa y compasiva y que no tema ser tonta.
La manera más directa y eficiente de reprogramar el ser es pedirle al propio ser que se siente y escuche hacia adentro a diario. No alentamos a las entidades a hacerlo por largos períodos de tiempo. La práctica es poderosa. Es la intensidad del deseo de conocer la verdad para servir a los demás lo que crea la excelencia de la meditación, no la experiencia subjetiva de la mente consciente, que dentro de su cultura, desde la infancia, es una conciencia tan sobreestimulada que no sabe cómo descansar y quizás nunca tenga la experiencia, en un estado normal de conciencia, de la paz. Sin embargo, ¿no buscan la paz? ¿No buscan un Consolador? ¿No buscan guía, para poder tomar decisiones que posean autenticidad, que hablen de ustedes como entidades verdaderamente reales, no como una colección de químicos, no como aquello que surgió del lodo primordial, sino como una conciencia que les es única? Ustedes son su propia creación, y cuanto más acepten la responsabilidad por la creación de su vida, más hermosa podrá parecerles esa vida al descubrir que cada parte deliciosa es un regalo, y cada tramo difícil un desafío y una oportunidad.
Pedimos que aquellos que deseen buscar espiritualmente se abstengan de cualquier actitud excepto la esperanza: esperanza de poder conocer más, esperanza de poder servir, esperanza de que, de hecho, existe una verdad profunda y sentida que no puede expresarse sino viviendo vidas fieles. ¿A qué han de ser fieles? A sí mismos, a aquello que es tesoro dentro de ustedes, a aquello de lo que solo llegarán a ser conscientes al escuchar y abrir la puerta entre la mente consciente y los recursos infinitos de la conciencia que yacen dentro de la mente subconsciente, y más específicamente, dentro de los lóbulos frontales.
La espiritualidad no es comportamiento. No hay nada más hipócrita que el comportamiento. La espiritualidad es ser auténtico, quienquiera que seas, y encontrar ese poder dentro de ti, usando cualquier historia, pensamiento o inspiración que te impulse más y más profundamente, y con mayor respeto, hacia esa parte de ti que contiene un tesoro infinito, como si fueras en verdad un vaso de barro lleno de gemas. Esta es tu verdadera naturaleza. No el vaso, sino las gemas. Tu cuerpo físico es aquello que te transporta y te permite estar tan ciego que debes vivir por fe, y no por prueba o palabras de ningún tipo.
El camino espiritual comienza confiando en ti mismo. Los recursos útiles para la mente principiante (y como decimos, todos necesitan la mente del principiante para continuar aprendiendo y no volverse autosatisfechos) incluyen diversas formas de comunicarse con el propio ser. La más eficiente de ellas, después de la meditación en silencio, es llevar un diario, ya sea un diario de sueños, un diario de ensayos o cualquier tipo de diario de recuerdos donde se examinen y reflexionen diversas dificultades. Todos estos diarios son útiles para abrirte una voz interior. En verdad, esta es la razón por la que cada Cristo ha venido a tu ilusión. En varios momentos, como los llamas, ha habido grandes necesidades de crear un camino, una puerta, un puente, entre la vida diaria, limitada y pequeña del cuerpo, y la vida infinita del alma. Como eres ambos, vale mucho la pena proceder con esta investigación con todo entusiasmo, intensidad y pasión.
Pedimos varias cosas a quien desea buscar la verdad y está dispuesto a cambiar, reprogramarse y evolucionar. Pedimos que el desaliento sea aceptado, sea sentido, pero nunca considerado como algo distinto a un artefacto de la ilusión. Los errores percibidos son simplemente equivocaciones. “Pecado” es una palabra cargada de emoción que solo significa que alguien sumó dos más dos y obtuvo cinco. No hay más emoción en corregir un error que en usar un borrador y escribir la respuesta correcta. Cuando has comprendido que dos más dos es cuatro, ya no estás en error y no hay nada que perdonar. Del mismo modo, en una matemática emocional mucho más compleja, por así decirlo, una y otra vez te percibes como un fracaso, indigno de la tarea o culpable de alguna forma. ¿Hubo acaso algún alma con la capacidad de 360 grados para amar y no amar que no tuviera, en el brillo de su luz, una sombra que proyectar? ¿No puedes aceptar tanto tu luz como tus sombras? Pues a medida que tu luz crece, las sombras se vuelven más nítidas, y siempre te parecerás a ti mismo como alguien muy imperfecto y a menudo en error.
Esto es fundamental para tu capacidad de avanzar: que seas capaz de dejar de juzgarte a ti mismo. Solo en la medida en que te ames, te aceptes y te niegues a juzgarte, podrás ser compasivo de igual manera con los demás. Y solo en la compasión, al ver el tesoro dentro de ti y dentro de todos, podrás realmente servir en un amor que no tiene condición ni exige retorno alguno. No queremos decir que no recibirás nada a cambio, pues en verdad, al consolar, tu vida es consolada cien veces más. Nunca se sabe de dónde vendrá el amor, pero es una verdad subjetiva para quienes aman sin medida que el amor recibido es abrumador. Esta es nuestra experiencia. También puede ser la tuya. Pero es en aquellos que finalmente se preparan para dar lo que pueden —para multiplicar sus talentos, por así decirlo, ya que este instrumento tiene muy presente la obra sagrada llamada la Biblia—, es a ellos a quienes ocurren los momentos de iluminación, porque no hay palabras más verdaderas que: “Buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá; pedid y se os dará.” En verdad, os advertimos que esto es literalmente cierto, y os pedimos que tengáis mucho cuidado con lo que deseáis. Que sean los deseos profundos y verdaderos de vuestro corazón, porque sois un ser auténtico e imperecedero.
No permitas que el pesado, químico y físico vehículo que ha sacrificado su ser para sostener tu conciencia te engañe. No existe conocimiento en la ciencia ni en ninguna otra disciplina que pueda explicarte tu verdadera naturaleza. Esto es invisible, carece de pruebas y debe permanecer sin prueba. Te pedimos simplemente que medites, que te sientas libre de desear conocer el amor, de conocer la experiencia de habitar con el Infinito en presencia inmediata, porque puedes ser polvo, pero eres polvo en la presencia del Infinito, y nada puede quitarte eso. Nada. Ciertamente no el cese de la viabilidad de tu cuerpo físico. Libérate de esa prisión en tu conciencia, y el universo será tuyo para recorrerlo a voluntad. Si te identificas con aquello que ha de decaer, así decaerás tú, como un alma que se hunde en la tristeza, el cinismo y un hambre constante que no conoce alimento ni bebida que la satisfaga. El alimento y la bebida para el cuerpo físico se ven, pero el alimento y la bebida para el espíritu nunca se ven. Toma esas delicias con gratitud y alabanza, y cuando pidas el pan de cada día, sabe que no lo pides solo para el cuerpo, sino también para el espíritu, porque hay un espíritu de amor que siempre está contigo, que es de la naturaleza del Infinito Creador. No hay carencia, no hay pérdida; siempre hay compañía y consuelo. Pero debe permitirse que sea. Hay una puerta dentro de ti que debe abrirse con tu voluntad y tu fe, y entonces llegará tu consuelo. Y cuando estés en paz, podrás irradiar una luz que consuela a otros, no como alguien poderoso, sino como aquel que finalmente ha reconocido su debilidad y ha aceptado la ayuda de lo infinito.
¿Deseas vivir una vida infinita? Entonces puedes estar en la llamada Nueva Era, en el reino del amor, ahora. Estás viviendo un entrenamiento intensivo, una especie de campamento militar espiritual. Has cargado tu plato con todas las dificultades que puedes reunir en una sola encarnación porque deseas ser cosechado, y sabes que la cosecha está sobre ti. Esta puede ser tu última encarnación en esta oportunidad particular de avanzar hacia un nuevo nivel de lecciones y aprendizaje, de amor, servicio, entrega y de habitar en una armonía cada vez mayor.
Pero comenzar es dar un paso, no un gran paso, sino un paso cauteloso, interesado y de mente abierta. Sométete al silencio cada día, y sé persistente, solo por fe. No juzgues ninguna experiencia. No midas tu temperatura espiritual. No intentes comportarte de manera santa; más bien, aprende quién eres.
Aprende qué te trajo a este camino, a este momento. Fue lo correcto. No hay errores. Has hecho exactamente lo que deseabas al llegar a este momento, y ahora es tuyo. Aprovéchalo. Úsalo. Recuerda aquello que te sea útil. Acepta y permite el amor dentro de ti. Acepta que eres un canal a través del cual puede fluir una cantidad infinita de ese amor, y que solo necesitas apartar los fragmentos de ti mismo que oscurecen esa luz, eligiendo no ser esas pequeñas cosas que detienen y constriñen la energía y la luz creativa que es el Pensamiento Original.
Sí, el Creador, tan cerca como podemos expresarlo, en su aspecto activo, es un pensamiento, y ese pensamiento, en las débiles palabras de tu lenguaje, es amor: amor ilimitado, inagotable y totalmente compasivo. Te ha creado a ti y a todo lo que existe en una maravillosa unidad. Sin embargo, eres único; solo hay uno como tú. Eres, verdaderamente, sin igual. Nadie puede ser tú excepto tú. Mientras tejes el tapiz de tu vida, teje con verdad; teje como eres; y ten la confianza de saber que el Creador no crearía aquello que no fuera maravilloso.
Yo soy Q’uo, y aprovechamos esta oportunidad para agradecer a cada presente por invitarnos a vuestra sesión de trabajo y a vuestro viaje de búsqueda en esta tarde. Nos retiramos en este momento de este instrumento y de este grupo, dejándolos, como siempre, en el amor y en la luz del Único Creador Infinito. Somos conocidos por ustedes como los de Q’uo. Adonai, amigos míos, Adonai.