Confederación
24 de Marzo de 1974
Yo soy Hatonn. Los saludo, mis amigos, en el amor y en la luz de nuestro infinito Creador. Una vez más, es un gran privilegio estar con ustedes.
Soy aquel a quien ustedes conocen como Hatonn. Y, sin embargo, soy muchos. Me identifico ante ustedes como Hatonn, y, sin embargo, esto no significa lo mismo que significa en la superficie de su planeta. Yo soy Hatonn, pero ¿qué significa esto? ¿Significa que soy un hombre que reside en otro lugar y les habla ahora usando una técnica que ustedes han llegado a conocer como telepatía? ¿O significa algo diferente?
Yo soy Hatonn. Mis hermanos y yo estamos con ustedes. Cada uno de nosotros está con ustedes. En este momento y en todo momento, estamos con ustedes, pues no podemos ser separados.
Hay cierta dificultad con este contacto, por favor sean pacientes.
Yo soy Hatonn. Estoy con este instrumento. Los saludo, mis amigos, en el amor y en la luz de nuestro infinito Creador. Lamento la dificultad y la demora, pero no hemos establecido un contacto muy bueno. Continuaremos.
Decía que soy Hatonn. Me identifico ante ustedes como aquel a quien conocen como Hatonn. Sin embargo, esto es con el propósito de establecer un contacto entre ustedes y nosotros. Nosotros, del planeta Hatonn, somos conocidos como Hatonn. Esta identificación es más una dirección que una identificación de una parte separada de la creación. No reconocemos una separación en esta creación. Solo reconocemos la unidad. Sin embargo, es conveniente tener una dirección, es decir, un sistema de localización de una parte de la unidad. Y, por esta razón, nos identificamos como Hatonn.
En otro momento, mi hermano Laitos les hablará con respecto a su pregunta. En este momento, simplemente deseo señalar que esta identificación se usa solo para hacerles saber nuestra ubicación. No nos consideramos separados de ustedes ni de ningún otro ser en esta creación.
Volveré a condicionar a este instrumento por un corto período, por favor sean pacientes.
Yo soy Hatonn. Estoy nuevamente con este instrumento. Lamentamos la demora. Estamos teniendo algunas dificultades. Estoy con ustedes, mis amigos, en el amor y en la luz de nuestro infinito Creador. Es un gran privilegio establecer este contacto. Intentaremos continuar sin las dificultades que estábamos experimentando.
Nosotros, de la Confederación de Planetas al Servicio del Infinito Creador, estamos siempre con ustedes. Estamos aquí para servirles y siempre estamos con ustedes. Estamos aquí para traerles nuestra comprensión de la verdad de esta creación. Deseamos traerles esta verdad porque ustedes la desean. Este es nuestro objetivo: traer al hombre en la Tierra aquello que él desea. Desafortunadamente, no podemos traer a todos los que habitan en su planeta exactamente lo que desean, porque no lo tenemos para darles. Sin embargo, sí tenemos para ofrecer a aquellos que lo desean nuestra comprensión del funcionamiento de esta Creación.
Esto es lo que traemos al hombre en la Tierra. Estamos intentando enseñar, a aquellos que aceptarían nuestra enseñanza, una lección muy, muy simple. Esta es la lección que toda la humanidad necesita en toda la creación. Esto, en realidad, es todo lo que se necesita, pues esta lección resultará en su conocimiento de todas las cosas. Hemos estado intentando dar al hombre en la Tierra este conocimiento durante muchos de sus años. Hemos intentado, a lo largo de lo que ustedes considerarían tiempos antiguos en su planeta, traer a la humanidad —a aquellos que desearan el conocimiento— el conocimiento necesario para experimentar todas las infinitas experiencias creadas por nuestro Creador.
Algunos de los que habitaron este planeta en el pasado aceptaron estas enseñanzas y se beneficiaron de ellas. Se beneficiaron mucho más allá de lo que podría imaginarse por aquellos que no están experimentando los beneficios. Hemos intentado durante muchos de sus años traer a todos los que desean las enseñanzas, las enseñanzas muy simples que les permiten conocerlo todo. Sin embargo, estas… continuaré… decía… que estas enseñanzas no han sido comprendidas muy bien.
Voy, en este momento, a contar una historia, una historia que ilustra parte de lo que estamos intentando describirles.
En su planeta vivió una vez un hombre. Este hombre tenía una gran riqueza material, y esto le daba lo que él consideraba poder, pues muchos de sus semejantes se apresuraban a cumplir sus órdenes a cambio de una parte de esa riqueza…
Como decía… Había un hombre en su planeta que poseía gran riqueza, y en esta riqueza veía mucho poder. Pues sus semejantes se apresuraban a cumplir sus órdenes para compartir una parte de esa riqueza. Y, por esta razón, muchos de los que habitan este planeta, conocido por ustedes como la Tierra, requieren vastas cantidades de riqueza material y, por lo tanto, adquieren lo que consideran un gran poder. Lo que esos hombres no comprenden es que, al adquirir esta riqueza y al intentar poseer mucho poder a través de ella, están renunciando a una cantidad infinita de poder por algo que, en realidad, no es poder en absoluto.
El hombre del que hablo, que tenía gran riqueza, la usaba para satisfacer sus deseos… Estoy teniendo algunas dificultades, por favor sean pacientes.
Continuaré. Este hombre usaba su riqueza para satisfacer sus deseos. Y sus deseos eran por cosas que él creía querer y por cosas que necesitaba. Pues veía en esa riqueza no solo una gran felicidad que surgiría de poseer aquellas cosas que deseaba y de tener dominio sobre todos sus semejantes a su alrededor, sino que también veía una gran seguridad, al pensar que no carecería de nada por el resto de sus días.
Y, por lo tanto, codiciaba enormemente su acumulación de riqueza. Y tenía a su disposición todo lo que deseaba y un gran estatus. Pero le faltaba una cosa. Le faltaba el amor. Pues no le era dado por quienes lo rodeaban, y esto él no lo comprendía. Y se dio cuenta de su necesidad de esa experiencia que llamaba amor, y se propuso descubrir cómo obtenerla. Y cuestionó a quienes lo rodeaban, y les preguntó por qué no se le daba amor, y ellos no pudieron responderle, pues no lo sabían.
Y fue donde un hombre sabio y le ofreció pagarle gran parte de su riqueza si tan solo le decía cómo obtener amor. Y el hombre sabio le dio al hombre rico todo lo que poseía, pues todo lo que poseía no era más que una cantidad tristemente pequeña. Y el hombre de gran riqueza lo aceptó, porque hacía mucho tiempo había decidido nunca rechazar un regalo. Y dejó al hombre sabio y fue a su hogar y reflexionó sobre ese regalo, dejando al sabio sin un centavo. Pues no le había pagado al sabio, ya que este no le había dicho cómo encontrar el amor.
Y con el paso de los días, regresó donde el hombre sabio, pues no podía comprender por qué le había sido dado todo lo que poseía aquel que se decía tan sabio. Y cuando le preguntó, fue respondido por el sabio, quien dijo: “Es porque tengo un gran amor por ti y tú deseas riqueza. Por lo tanto, te doy lo que tengo para añadirlo a tus riquezas, pues esto es lo que deseas.”
Y en ese momento, el hombre de gran riqueza miró al hombre sabio y dijo: “Y, a su vez, yo, por primera vez, conozco el amor.” Y le dio al hombre sabio una gran riqueza. Y al hacerlo, sintió un amor aún mayor. Pues, por primera vez, había aprendido la verdad de los regalos del Creador a Sus hijos. Y este hombre fue muy afortunado, pues había podido descubrir una manera de generar amor.
Y, sin embargo, el hombre en la Tierra continúa buscando dentro de su ilusión material; continúa buscando aquello que no tiene valor real, pues le falta fe. Se encuentra sobre la superficie de este planeta y experimenta todos los dones de su Creador. Respira el aire, percibe la fragancia de las flores y está en compañía de sus semejantes, y encuentra muchas cosas proporcionadas para él. Y, sin embargo, no comprende. No tiene fe de que dentro de esta creación posee [suministro]; y debido a esta falta de fe, encuentra dificultades, pues no comprende la fe.
Por lo tanto, el hombre, en muchos casos, no busca el conocimiento del hombre sabio. Sino que busca una seguridad y un poder que no son seguridad ni poder.
Dejaré a este instrumento en este momento. Lamento la gran dificultad con este contacto. Yo soy aquel conocido como Hatonn. Adonai vasu.