Una guía de conceptos
La Elección
Ra: El propósito de la encarnación en la tercera densidad es aprender los Caminos del Amor.
La función principal de la experiencia de tercera densidad, muy intensa y muy breve, es hacer la Elección: elegir dedicar el ser al camino positivo del servicio a los demás o al camino negativo del servicio a uno mismo.
Si el catalizador de la tercera densidad se utiliza con éxito para inclinar o polarizar la conciencia a fin de realizar la Elección en un grado cosechable (medido por una tasa vibratoria del 51% en servicio a los demás y del 95% en servicio a uno mismo), entonces, en el momento de la cosecha, la entidad se graduará de la tercera a la cuarta densidad.
La ilusión de la separación nos ofrece la Elección para que podamos escoger, por la fe únicamente, la verdadera y unificada naturaleza de la realidad más allá del velo a través del camino positivo; o podemos optar por perpetuar la ilusión a través del camino negativo—quizás atravesando el velo, pero solo para beneficio personal.
La Elección es tan fundamental y significativa que está incorporada en el diseño mismo de la experiencia de tercera densidad: la mente arquetípica. Al hacer esta elección a través de la intensa y catalítica tercera densidad, que abarca múltiples encarnaciones, “la estatua se forja en el fuego”. El trabajo de las densidades posteriores, entonces, consiste en refinar la “escultura toscamente tallada”.
Aunque esta Elección es solo el trabajo de un momento (en relación con las largas duraciones de las densidades superiores), es el eje sobre el cual gira la creación, pues las densidades superiores realizan su labor gracias a la polaridad adquirida en esta Elección.
Para el buscador que desea hacer la elección positiva de servicio a los demás, Ra dice:
Ra: Usemos la metáfora del juego de póker más largo que puedan imaginar: una vida. Las cartas son el amor, el desagrado, la limitación, la infelicidad, el placer, etc. Son repartidas y vueltas a repartir continuamente. Durante esta encarnación, pueden comenzar—y enfatizamos comenzar—a conocer sus propias cartas. Pueden comenzar a encontrar el amor dentro de ustedes. Pueden comenzar a equilibrar su placer, sus limitaciones, etc. Sin embargo, su única indicación de las cartas de los otros-yo es mirar a los ojos.
No pueden recordar su mano, ni las manos de los demás, tal vez ni siquiera las reglas de este juego. Este juego solo puede ser ganado por aquellos que pierden sus cartas en la influencia fundente del amor; solo puede ser ganado por quienes colocan sus placeres, sus limitaciones, todo sobre la mesa boca arriba y dicen internamente: “A todos, todos ustedes jugadores, cada otro-yo, cualquiera que sea su mano, los amo.” Este es el juego: conocer, aceptar, perdonar, equilibrar y abrir el ser en amor.